
A veces nuestra mente y corazón están dormidas y necesitan despertar y sentirse enamorados de esta entrega, de esta fe que atrapa en un inimaginable mundo de ensoñación y creatividad.
Como parte de un mismo propósito, se unen las energías de quienes vienen en busca de alguna respuesta, agradecimiento, peticiones que se presentan entorno a la poderosa y luminosa figura de la Virgen o el estado colectivo de un peregrinar hacia la fe.
Extasis devocional, en mi experiencia no existe un final, pero sí un momento culmine de máxima felicidad.
Es una prolongación de muchos momentos y estados significativos que se van acumulando en el sentir constante y continuo del peregrinar. Como la vida misma…. Lo que fue y ocurrió deja una huella en lo que viene. Es un movimiento continuo que sólo te permite Estar.
Lo que aprendí en cada viaje no hace otra cosa que alimentar y hacer crecer ese espíritu de búsqueda, mi reflejo en el otro desde la sencillez; desde la honestidad de comunicar con verdad; de enamorarme de lo cotidiano, de lo hermoso que es vivir desde la espontaneidad.


